05 noviembre 2008

¿Las islas se mueven? (Capítulo 2)


La absurda pregunta se me ocurrió mientras desayunábamos en el bar de la camarera de fácil ofensa. Intentaba buscar una explicación a esa sensación de mareo leve pero molesto que me invade desde nuestra llegada.

Consideraciones matemáticas aparte, las islas definitivamente no se mueven y mis mareos, tienen más que ver con el síndrome de la isla; algo así como la dificultad de adaptación de los peninsulares a una tierra en medio del mar.

En mi primer día, descubro que aquí hasta las algas son apetecibles, que la lluvia, por tímida, nunca se queda y que puedo tomar el sol desnuda con la misma naturalidad y en el mismo espacio en el que otras personas lo hacen vestidas.

Ya por la tarde/noche, también descubro una estrecha carretera que me hace sentir en medio de la nada y una fonda con más arte fuera que dentro.

Definitivamente, el síndrome de la isla existe, es de difícil curación y nada tiene que ver con los mareos.

2 comentarios:

Blogger QuatrEsguards ha dicho...

Descubrí ayer tu blog, ya en los últimos minutos antes de retirarme a dormir. Hoy me había propuesto ojearlo más a fondo.
No he podido evitarlo y he invertido la última hora y media en leer y releer si lo creía necesario. Todo, todo y todo. Me lo he leido todo. Prometo seguirte, me ha encantado.

Pambtomaca.

2:34 p. m.  
Blogger Greta ha dicho...

Muchísimas gracias...está bien saber que hay alguien al otro lado...

10:32 p. m.  

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