Cuentos hiperrealistas sin final...

Caperucita Roja, de vuelta a casa con la compra.

Marzo 2007

Erase una vez un cazador que tenía gripe y no salió al bosque a salvar a niñas.

Erase una vez una muchacha muy Bella que se pinchó con un huso en el dedo para solucionar sus problemas de insomnio.

Erase una vez tres hermanos cerditos, que tuvieron que vender dos de sus casas y vivir juntos en una de paja porque se habían disparado las hipotecas.

Erase una vez un niño de madera acomplejado porque por más que mentía y le crecía la nariz , siempre era más pequeña que la de los mayores.

Erase una vez un lobo que denunció a la Sociedad General de Autores porque salía en demasiados cuentos y no le pagaban ni siquiera dietas.
Y colorín colorado...
Todo para decirte que mi amor por ti ni es un cuento ni tiene ninguna intención de acabarse.

Sobre queso, olivas y otros detalles...

El mercado que hay cerca de mi casa ya es también nuestro mercado…
Cuando el otro día fuimos a comprar las cuatro cosas que nos hacían falta para nuestro espectacular arroz hindú supe que ese mercado, que siempre había pasado desapercibido, se iba a convertir en mi nuevo vicio contigo.
El caso es que de los cuatro ingredientes acabamos comprando sólo un par, pero nuestro arroz fue igual de espectacular y además aprendimos algunas cosas muy importantes:
Que tenemos que repasar bien las unidades de peso para no hacer el ridículo al pedir cien miserables gramos de tus olivas preferidas.
Que el queso curado que más nos gusta ya no es tan fuerte como antes porque la marca la ha comprado una multinacional .
Que el cilantro es una especie muy difícil de conseguir y muy prescindible en nuestra receta.
Yo además me he dado cuenta de otros detalles:
Que es muy difícil tenerte tan cerca y concentrarse en el queso, las olivas o el cilantro.
Que mañana me voy a dedicar a hacer inventario de todos los bienes que tenemos (una isla, un par de librerías, algún que otro secreto y ahora también un mercado)

Que quiero hacer la compra contigo todos los días de mi vida.

Sopa de letras...

Esta noche puedes rebañar el plato si quieres...
Mañana ya no me harán falta palabras para decirte que te quiero.